sábado, 8 de julio de 2017





La caída de Albert Camus trata de un deambular en todos los aspectos. El deambular por la vida, sin un referente, pero también el deambular en sí, casi a modo de un merodeador.
Uno de esos paseos sin sentido por París le lleva a atravesar la calle Dauphine, que conecta la ribera del Sena con el barrio Latino y el Boulevard San Germain.
Para mi esta no es una calle más. Hablé de ella en un viejo poema, que trataba también de estar perdido y deambular por una ciudad, que como una selva artificial, se configura como infranqueable.
Debido a que no se trata de una calle principal, sino más bien una pequeña y estrecha calle de cientos o miles que habrá en París, a mí me da por pensar que no es un caso de simple coincidencia, sino que esa calle posee unas características, que hacen que si por casualidad se atraviesa, tal transito se vuelve inolvidable.
Tal y como a ambos nos sucedió.










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