martes, 3 de enero de 2017
17 DE AGOSTO
Entre las tiendas de campaña se corrió la voz de que la fina lluvia iniciada unas horas antes era el preludio de tres días de tormenta. Quien dudó ya no le dio tiempo de recoger las cosas y recorrer los dos kilómetros que distaban del puerto antes de que partiera el último barco de la tarde.
Un rato después, cuando desde el barco dirigí la mirada atrás, la tormenta estaba alcanzando las islas. Un claro de sol aun iluminaba la cubierta. Estar allí era un alivio doble, por un lado estar al alcance de una claridad en regresión, por otro haber podido huir a tiempo.
El sol esperaba a dos o tres horas en coche conduciendo hacia el sur. Habría que ir hasta algo más allá de Oporto.
Era un alivio.
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Me gusta la persecución del sol...
ResponderEliminarEn la segunda línea debería ser "A quien..." o sino deberías cambiar el verbo "...le dio..." por "...tuvo...".